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Arropada por lo oscuro fue creciendo,

obstinada en su criterio y su certeza,

taciturno sombrero en movimiento,

níscalo que asoma la cabeza.

 

Abrigada al calor de un astro eterno,

alimenta tormentas tropicales,

amparada por un gran seno materno,

dibuja con ciclones, huracanes.

 

Amnistía, propuso la pereza,

razones y motivos opuso la ceguera.

Quizás mañana pensó con ligereza,

la magia volverá por primavera.

 

Axioma éste, de singular belleza,

más no cambia la deriva de los días,

no le cubre de un velo de nobleza,

no redime la promesa prometida.

 

Aumentando su peso y estatura,

de lejos, más pequeña parecía,

ahora, a la vera de su altura

asciende paso a paso, día a día.

 

A la sombra del silencio y de la espera

han crecido intereses y demoras

descuidado, voy a mi cartera

y es más lo que debo a cada hora.

 

Admito que la deuda me acompaña

que me pesa cada vez un poco más,

que atesore demandas no me extraña,

ni que el ave suba al cielo en su volar.

 

Acusada la risa por la regla

que prohíbe con un salmo la alegría

perdido el sol oculto por la niebla,

me reinvento con mi culpa cada día.

 

 

Advertida por la pena, la alegría,

por decreto de la deuda, secuestrada.

Un paso al frente dió la monotonía,

lo espontáneo se bate en retirada.

 

Apura el tiempo su carrera loca,

devora el hombre en su camino todo,

cómo puede el mar tallar la roca

sin que surjan de esas tierras estos lodos?

 

Así mi deuda no viene de la nada

fue creciendo embozada tras la puerta,

con leche amarga fuera alimentada

de tristes pechos, de naturaleza muerta.

 

Al amparo de la muerte cobró vida

lo demás, ya se sabe, va en aumento

y no tengo querencia más querida

que aliviar tanto dolor, tanto tormento.

 

Antes de que empiece a delirar

antes de encontrarme mal herido

le pido a la magia una vez más

me permita…. contar contigo.

 

Al menos para decir que debo,

entregarte de amor un documento,

que obre si acaso de remedo,

que pueda convertirse en testamento.

 

Arena queda de los primeros templos,

antiguas catedrales derruidas,

sirven estos, acaso como ejemplos

del tiempo en sus idas y venidas?

 

Acumular más deuda no lo quiero

y aunque Zeus me fulmine con su rayo,

saldar la cuenta, es mi mayor deseo,

pero lo intento y fallo, fallo, fallo….

 

Amor? la magia reemplazada?

colosal la tarea subordina,

rendir armas a la magia secuestrada?

Nunca, mientras tu risa me redima.

 

Atesoro otro bien más que el amor?

es mi trofeo la sensibilidad?

La empatía se vuelve la mejor

quinina contra la soledad.

 

Admiro la fuerza que habita en la colmena,

la paciencia que tienen los minutos con las horas,

esa paz, que cambia en mar serena,

la tormenta que me asalta y que me escora.

 

Ataco tus murallas, tus almenas,

baja el puente que me niega tu castillo,

sin tu abrigo moriré de frío y pena,

ciego vagar de Lazarillo.

 

Apenas he llegado hasta este punto

la magia no me llega a la cadera,

concédeme la gracia en este asunto

o déjame morir aquí, afuera.

 

Acuarios me persiguen como mares

y me desbrozan en desierta costa,

los enanos hace tiempo son Titanes,

el desierto crece y mi sed angosta.

 

Al final de tantas reflexiones

viene a mi lo que decirte quiero,

en voz baja, más allá de los fisgones,

de los dioses y los sepultureros.

 

Agradecido, por ser beneficiario

del mayor tesoro conocido.

Cómo yo, en amor deficitario

puedo ser del amor el escogido?

 

A la hora en que comienza la jornada

amanece conmigo la intención

voy del café, a la luz, a la mañana

en arrebatado conjuro y rebelión.

 

A las doce le llaman mediodía

todavía las fuerzas me acompañan

aun escucho como una melodía

un mantra que repiten mis entrañas.

 

Amarillo es un color siempre dudoso

el blanco es rancio de pura pureza,

al azul lo vuelve vaporoso

el rojo que estalla en mi cabeza.

 

Antes o después siempre declino,

abrumado de horror premeditado,

pierdo impulso, acaso me deprimo

y cede su color lo arrebolado.

 

Anochece y un candil reemplaza al día

apagado por la noche y su negrura,

irremediable caigo a la melancolía

de donde solo me rescata tu ternura.

 

Antorchas iluminan mi caverna

son tus ojos donde puedo refugiarme,

no me dejes caer, mi pozo alberga

demonios que no dejan de acecharme.

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