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1. Ateos y Agnósticos

En estas fechas tan significativamente religiosas para la fe católica, me parece interesante hacer una pequeña inmersión en la idea de dios y en su influencia en nuestra realidad actual, por supuesto no desde un punto de vista histórico (tarea inabordable y exhaustivamente realizada por eruditos de todos los tiempos), sino más bien en respuesta a una pregunta que siempre me ha rondado ante la afirmación de, “yo no creo en dios” o “yo soy ateo”.

Sólo hay una forma de creer en dios?

Soy ateo. El uso razonado de los pronombres asociado a las raíces lingüísticas de las palabras, nos da, sin dios, falto de dios, falto de creencia en él.

Soy agnóstico.

El agnosticismo sostiene que cualquier afirmación sobre dioses o divinidades cualesquiera sean, es imposible, son falsas al no tener fundamento racional y experimental y debido al carácter subjetivo del que siempre dependerían dichas experiencias. Siendo así, es inaccesible para el ser humano todo conocimiento que trasciende la experiencia, lo metafísico, “el más allá”, lo sobre natural o divino. Creo que es cuestión de debate si las religiones son inherentes al ser humano, pero

nadie se atreverá a discutir que forman una parte esencial en su historia y cultura, sin la cual es imposible entender la evolución de los hombres en nuestro planeta.

Para muchos Sócrates es agnóstico al sostener “sólo sé que no sé nada”.

El científico británico Thomas Henry Huxley es el creador del termino agnóstico en 1869.

“Yo no afirmo ni niego la inmortalidad del hombre, no veo razón para creer en ella pero tampoco tengo ningún medio para desaprobarla” , “sigue tú razón tan lejos como te lleve sin importar ninguna otra consideración…. no pretendas que son ciertas las conclusiones que, o no han sido demostradas o directamente no son demostrables”, son algunas de sus afirmaciones. Pero el padre de la criatura no está solo.

Genios de la naturaleza de Thomas Alva Edison, Marie Cury, Bertrand Russell, Jorge Luis Borges, Franz Kafka, Arthur Connan Doyle, James Joyce, Mario Vargas Llosa o el hombre que cambió el mundo en 1859, Charles Darwin y quien lo hizo en 1915, Albert Einstein, por citar algunos de ellos.

El agnóstico diferencia entre “conocer” y “creer”. El creyente piensa que dios existe y el ateo que no. No obstante unos y otros giran en torno a la idea de una divinidad, un ser superior en el que se empeñan en creer o en negarlo.

El agnóstico simplemente lo desconoce…. y generalmente no es algo que centre su interés.

O sea lo más sencillo sería:

Teo, con dios, creyendo en dios.

Ateo, sin dios, negando la existencia de dios y

Agnóstico, aquel que simplemente no se preocupa por ello, alguien que desconoce y puede vivir con esa ignorancia en lugar de inventarse la realidad, según crea que ocurrió.

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