Tradicionalmente se ha definido como un trastorno del comportamiento o de la conducta que consiste en que la persona no pueda resistir el impulso de arrancarse el cabello y/o el vello de distintas partes del cuerpo. Es un acto compulsivo y recurrente que causa placer, alivio o simplemente tranquiliza y que se da con preferencia en el pelo de la cabeza, cejas, patillas, axilas o vello púbico. La edad en que más frecuentemente aparece es entre los 9 y 14 años. El nombre se debe al dermatólogo francés, Françoise Henri Hallopeau. Cuando la persona no solo se arranca el pelo sino que además lo come, nos encontramos ante la llamada tricofagia, la cual agrega el peligro de obstrucciones intestinales. Generalmente se asocia la tricotilomanía con el estrés, ansiedad, depresión y/o comportamientos compulsivos. El psicoanálisis la considera consecuencia en un fallo en la construcción de la imagen corporal del sujeto.
Los pacientes que sufren este desorden suelen ser muy impulsivos y tener tendencia a la actuación más que a la reflexión. Hay un componente compulsivo y repetitivo en este tipo de actos. La tricotilomanía debe ser entendida como cualquier otro síntoma psíquico que no sabemos por qué se produce ni qué significado tiene. Esta causa originaria que da comienzo al proceso patológico debe ser descubierta y resuelta, solo así el sujeto podrá librarse de un síntoma que con apariencia de cierta «inocencia», complica y mucho la vida de quien lo padece.