…. . es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el tuyo propio.
No obstante parece que Jesús, sí lo vió claro. Nos resulta mucho más fácil ver las cosas tristes, dolorosas, esas que hacen sufrir, en los demás que en nosotros mismos, debido a un mecanismo defensivo que tiende a evitarnos todo aquello que sea displacentero. Así la relación que tenemos con la realidad y con nuestra propia verdad está un poco distorcionada, acomodada inconscientemente para hacernos la vida más llevadera.
De esto sabe mucho Jano, el dios romano, que tiene dos caras que miran en direcciones opuestas de su perfil. Se le atribuye la invención del dinero, la agricultura y las leyes …. pero no precisamente la búsqueda de sí mismo, de conocerse, de su verdad más profunda, ya que ninguno de sus rostros pone la mirada en su interior. Para la mitología romana es el dios de las puertas, los comienzos y los finales, por eso le fue consagrado el primer mes del año Ianuarius, del que derivó Janeiro, Janero y finalmente, Enero.
Empieza un nuevo año, estamos en enero y bajo la protección del dios de las dos caras, quizás sea el momento, simbolicamente más oportuno de mirar en nuestro interior, de preguntarnos quién soy, por qué mi vida ocurre de este modo…. estoy conforme, me gusta, qué quiero en realidad?
De lo contrario siempre queda la opción de viajar en el tiempo a la Rusia del siglo XVII cuando reinaba el zar Teodoro III y el año comenzaba el 1º de sptiembre.