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Recientemente me han preguntado a cerca de la memoria selectiva. Existe? es bueno o es malo tener memoria selectiva?

Esto, hizo regresar a mi pensamiento una cita maravillosa de Marcel Proust que dice » los recuerdos muchas veces son como los amigos, saben reconciliarse»

Veamos si puedo relacionar la pregunta con la frase del maestro Proust.

La memoria es una función de la consciencia humana como lo es la capacidad de razonar. Permite cifrar, guardar y posteriormente recuperar los recuerdos a partir de un entramado de redes neuronales. No existe un espacio concreto para situar la memoria, está repartida por distintas áreas del encéfalo. Se cree que el significado de las palabras se guarda en la región central del hemisferio derecho, mientras que el aprendizaje, en el corte parieto – temporal. Muchos automatismos están almacenados en el cerebelo y nuestra más lejana infancia habita en el cortex temporal. Otra formación totalmente asociada al funcionamiento de la memoria es el hipocampo, órgano emparentado también con el aprendizaje. La enfermedad de Alzheimer ataca y destruye las neuronas del hipocampo.

Por último sabemos que nuestro encéfalo se compone de más de 100 mil millones de neuronas, las cuales son capaces de establecer más de cien billones de conexiones sinápticas entre si. Según Carl Sagan, nuestro potencial mnémico (imposible de calcular hoy en día) podría oscilar entre uno y diez terabytes.

Dejando los datos de lado, existen personas a las que llamamos de «buena memoria» otros de «poca» o «desmemoriados» u «olvidadizos», individuos con una notable disposición a recordar números y otros con una poderosa memoria visual , a corto o largo plazo…. y un largo etcétera de particularidades.

Cada hecho de nuestra vida, se registra en la memoria asociado a una emoción o afecto determinado. A veces será algo divertido, entrañable, de alguien querido y se recordará como un episodio grato, estas inscripciones suelen volver a la consciencia fácilmente cuando intentamos recordar. En otros casos no es así, se trata de sucesos dolorosos, tristes, de alguien que ya no está, de un fracaso, aquí hablamos de recuerdos penosos. Cuando traigo algo del pasado, revivo la emoción a la que fue asociado, por lo que no parece difícil entender que sea un proceso más complejo o retorne con menos detalle o menos brillo. Podemos ir más allá aún, al considerar los recuerdos de hechos traumáticos, situaciones que al recuperar despiertan los traumas a ellas vinculados y por lo tanto llevan al sujeto a revivirlos, a volver a pasar por ellos,  razón por la que en muchos casos se encuentran bloqueados.

El sujeto no logra recordar, es como si esa escena de su vida estuviera borrada.

Los mecanismos de defensa están como su nombre lo indica, al servicio de la defensa y está, se ocupa de evitar o al menos reducir el sufrimiento. El olvido es uno de ellos, nos protege de recuerdos tortuosos, del dolor que en algunos casos puede ser insoportable. Bloquea el recuerdo evitando volver a pasar por el trauma.

Además el deseo de cada quien leído en términos de interés, es determinante en el acto de recordar. Es más fácil grabar y traer de la memoria aquello que nos gusta y apasiona, que lo que nos ha dejado indiferentes.

Por último el paso del tiempo y la acumulación de sucesos, unido al interés y lo grato o doloroso del recuerdo, crean como dice Marcel Proust, reconciliaciones entre distintos avatares, nuevas componendas y acuerdos que convierten lo memorizado en más brillante, glamuroso, diferente, soportable, bonito etc.

El Psicoanálisis lo plantea en términos de «recuerdos encubridores».

También la memoria inventa.

Así se puede sostener que, la memoria siempre es una función selectiva, que se recuerda especialmente lo que se quiere y se olvida aquello que no conviene al aparato psíquico recuperar por inaceptable. De igual forma el deseo de cada quien marcará su campo de especial interés, posibilitando una ruta más sencilla para el proceso mnémico.

La memoria escribe, re-escribe, inventa, rellena huecos, recuerda, olvida, bloquea, crea nuevos lazos, es una función fascinante, pero como todo en nuestro ser, sujeta en definitiva al inconsciente.

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